Wednesday, July 27, 2016

MI TÍA CHELO

Tarde pero seguro.

Si, hoy les platicaré de mi tía Chelo, siempre a la última moda, siempre elegante, peinados, vestidos, zapatos... yo pensaba, cuando sea grande me voy a vestir como ella, pero no se me hizo, no se me da la verdad, soy de un estilo muy distinto.  Ah... lo que no me gustaba eran los zapatos de pulsera que se llamaban asi por tener una tira de piel del mismo zapato que iba enredado en la pierna.  No, esos no, pensaba yo.

Trabajaba en Pemex como todos los tíos, menos Tomás, que como ya quedamos él estudiaba medicina.

Los domingos, no todos por supuesto, pero cuando me llevaba a pasear, me hacía caireles, me ponía muy elegante y por lo general me llevaba a Chapultepec, a los caballitos, los cuales eran verdaderas obras de arte, de madera, grandes tallados y de colores muy vistosos, nada que ver con los actuales, era un carrusel muy bonito, con música y me subía no una sino varias vueltas, me compraba golosinas y no podía faltar un gran algodón de color rosa.

Todas las tardes, que iba al trabajo y digo todas, porque nunca hubo una excepción, cuando terminaba de comer, la esperaba a la entrada del saguán, no del grande, se acuerdan que les platiqué cómo era esa vecindad?... bueno, desde allí escuchaba su taconeo, tan especial y cuando me veía sentada me decía:... Tache... si, me autonombré Tache, porqué?... quien sabe, y a mi hermano Paco le decía Tacho.  Bueno, me preguntaba... ya comiste?  y le decía ya!... en ese momento metía la mano en su bolsa y me daba un conejito envuelto en papel dorado, como los de ahora, aunque el sabor era mucho más rico o a mi me parecía, no se, pero ya se imaginarán el gusto con el que lo recibía.  Mi conejito de chocolate diario... ahora, pensándolo, no se si ella me hizo afecta a los chocolates, porque si hay algo que me gusta muchísimo, son los chocolates.

Pero de verdad, no faltó un solo día, en el que no me llevara mi chocolate.

En tiempo de lluvias, si ahora las calles se inundan, ya se pueden imaginar.  Ella con sus zapatos siempre a la moda, no podía meterse al agua sucia... asi que le daba unas monedas a un señor, que se encargaba de pasar a las mujeres de una banqueta a otra en la espalda, o como diría mi mamá a "papuchi".  Yo lo veía tan natural, ya me imagino que se han de estar sonriendo imaginando el cuadro, pero asi era en esos tiempos.

Le gustaba mucho bordar, bordaba las iniciales de su novio en pañuelos blancos.  Bordó un mantel con motivos japoneses, que eran cuadros que llegaban en una revista que se llamaba La Familia, no se si salía cada semana, pero yo creo que sería cada mes, para dar tiempo a que terminaran aquel cuadrito.  Ella lo bordó completo y en serio, era una verdadera obra de arte, le quedó precioso.  Espero que Tere o Lety todavía lo tengan porque como ese nunca lo encontrarán.  

Los domingos que no salíamos de paseo, se ponia a bordar pañuelos, eran tan pequeñas las iniciales, que lo hacía con una lupa comprada exprofeso.  Ponía el radio en una estación donde pasaban  radionovelas, pero que duraban como dos o tres horas.  Mi abuelita me compró una sillita especial para esos menesteres, una de esas de madera con el asiento de mecate.  Me sentaba y escuchábamos el radio.  Yo era muy chica y sin embargo mi tía, me comentaba lo que estabamos oyendo.

Aqui le dejo porque todavía me queda para rato hablar de ella.  Mañana continúo.

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