Thursday, July 28, 2016

SIGUE TIA CHELO

Era una narradora extraordinaria, si te platicaba una película, te iba diciendo como iban vestidos, como se veían, cómo entraban, en fin, todo meticulosamente contado.

A mi hermano Paco y a mi nos llevaba una vez al mes al cine, había dos que pasaban caricaturas y películas infantiles... el cine Colonial y Disneylandia.

Nos arreglaba muy especialmente y nos íbamos felices, pues sabíamos que a la salida, iriamos a cenar, por lo regular hot cakes con chocolate.

Era muy cariñosa y muy paciente.  Yo me mareaba muchísimo en los camiones y no se diga en los tranvías, esos que ya no existen.  Un día que iba con ella,  a la altura del reloj chino, por la Sría de Gobernación hoy día, me empecé a sentir muy mal y me dijo... vamos a bajarnos.  Como les digo, ella usaba zapatos de tacón alto y de allí caminamos a la casa o sea a La Libertad, que queda muy cerca de la Lagunilla, no es tan cerca.  Sin embargo en ningún momento se quejó, al contrario, me compró cosas para que se me asentara el estómago.  Así era ella.

A Chelo y Pepis seguido les llevaban serenata, a mi me gustaba mucho cuando me despertaban los primeros compaces de las guitarras... a Chelo le cantaban  una que se llama Chacha Linda y muchas más pero esa era en espcial y al último cantaban Ojos Verdes.  Y al día siguiente cuando llegaba Luis, me preguntaba... Tache, escuchaste tu canción?  Claro que si, muchas gracias  y se sonreía muy contento.

Le gustaba visitarnos... fue muchas veces a Valsequillo, con Pepis y Luis, nos la pasábamos muy contentos y además nos llevaban muchas cosas.

Seguido venía aqui a la casa y cuando les decía a las hijas que iba a venir, se ponían felices, porque sabían que cuando llegara, les iba a decir... a ver niñas, acuéstense y les voy a poner una mascarilla de (lo que fuera)... y ellas encantadas y mi tía haciéndoles sus mascarillas, ya ven que era especialista en eso... Tenía un cutis envidiable.  

En las noches se ponía a platicarles de su vida.. y le preguntaban y ella les contestaba a todas sus preguntas.  Se la pasaban en verdad encantadas con ellas.

Todavía tengo varias cosas que me hizo y yo las cuido mucho.  Porque se que las había hecho especialmente para mi.

Me hubiera dado mucho gusto que nos visitara cuando vivimos tantos años en Estados Unidos.  

 


Wednesday, July 27, 2016

MI TÍA CHELO

Tarde pero seguro.

Si, hoy les platicaré de mi tía Chelo, siempre a la última moda, siempre elegante, peinados, vestidos, zapatos... yo pensaba, cuando sea grande me voy a vestir como ella, pero no se me hizo, no se me da la verdad, soy de un estilo muy distinto.  Ah... lo que no me gustaba eran los zapatos de pulsera que se llamaban asi por tener una tira de piel del mismo zapato que iba enredado en la pierna.  No, esos no, pensaba yo.

Trabajaba en Pemex como todos los tíos, menos Tomás, que como ya quedamos él estudiaba medicina.

Los domingos, no todos por supuesto, pero cuando me llevaba a pasear, me hacía caireles, me ponía muy elegante y por lo general me llevaba a Chapultepec, a los caballitos, los cuales eran verdaderas obras de arte, de madera, grandes tallados y de colores muy vistosos, nada que ver con los actuales, era un carrusel muy bonito, con música y me subía no una sino varias vueltas, me compraba golosinas y no podía faltar un gran algodón de color rosa.

Todas las tardes, que iba al trabajo y digo todas, porque nunca hubo una excepción, cuando terminaba de comer, la esperaba a la entrada del saguán, no del grande, se acuerdan que les platiqué cómo era esa vecindad?... bueno, desde allí escuchaba su taconeo, tan especial y cuando me veía sentada me decía:... Tache... si, me autonombré Tache, porqué?... quien sabe, y a mi hermano Paco le decía Tacho.  Bueno, me preguntaba... ya comiste?  y le decía ya!... en ese momento metía la mano en su bolsa y me daba un conejito envuelto en papel dorado, como los de ahora, aunque el sabor era mucho más rico o a mi me parecía, no se, pero ya se imaginarán el gusto con el que lo recibía.  Mi conejito de chocolate diario... ahora, pensándolo, no se si ella me hizo afecta a los chocolates, porque si hay algo que me gusta muchísimo, son los chocolates.

Pero de verdad, no faltó un solo día, en el que no me llevara mi chocolate.

En tiempo de lluvias, si ahora las calles se inundan, ya se pueden imaginar.  Ella con sus zapatos siempre a la moda, no podía meterse al agua sucia... asi que le daba unas monedas a un señor, que se encargaba de pasar a las mujeres de una banqueta a otra en la espalda, o como diría mi mamá a "papuchi".  Yo lo veía tan natural, ya me imagino que se han de estar sonriendo imaginando el cuadro, pero asi era en esos tiempos.

Le gustaba mucho bordar, bordaba las iniciales de su novio en pañuelos blancos.  Bordó un mantel con motivos japoneses, que eran cuadros que llegaban en una revista que se llamaba La Familia, no se si salía cada semana, pero yo creo que sería cada mes, para dar tiempo a que terminaran aquel cuadrito.  Ella lo bordó completo y en serio, era una verdadera obra de arte, le quedó precioso.  Espero que Tere o Lety todavía lo tengan porque como ese nunca lo encontrarán.  

Los domingos que no salíamos de paseo, se ponia a bordar pañuelos, eran tan pequeñas las iniciales, que lo hacía con una lupa comprada exprofeso.  Ponía el radio en una estación donde pasaban  radionovelas, pero que duraban como dos o tres horas.  Mi abuelita me compró una sillita especial para esos menesteres, una de esas de madera con el asiento de mecate.  Me sentaba y escuchábamos el radio.  Yo era muy chica y sin embargo mi tía, me comentaba lo que estabamos oyendo.

Aqui le dejo porque todavía me queda para rato hablar de ella.  Mañana continúo.

Friday, July 22, 2016

MI MAMÁ





Como ya les había platicado, al quedar mi abuelita sola con ocho hijos y siendo mi mamá la mayor, a los 17 años entró a trabajar para ayudar a la familia.

De carácter fuerte pero a la vez bondadosa, humana y sobre todo positiva.

Se casó con mi papá a los 20 años, fuí la primera de 6 hijos.  Vivimos en Tehuantepec por poco tiempo y cuando regresamos nació mi hermano Paco, él fue realmente mi amigo, ya que mis hermanas Ana y Sara eran muy pequeñas, ellas nacieron cuando mi papá se fue a trabajar a Comales, Tamps.

Después vivimos en Valsequillo, mi mamá siempre nos enseñó buenos modales y estaba al pendiente de que nada nos faltara, aún cuando no había mucho dinero, ella lo estiraba y realmente no recuerdo haber tenido hambre alguna vez.

En una ocasión nos dió a todos (menos a mi papá) tosferina y Sara tenía 40 días de nacida, asi que para ella no fue nada bueno, ya que eso la debilitó.  Después hablaré de esa etapa de mi hermana.

También hablaré otro día de cuando vivimos en Valsequillo.

Después nos fuimos a vivir a Empalme, que es cuando les platiqué del descarrilamiento del tren y en donde mi mamá se fue a la aventura para traernos de comer... como a los patitos de Cri Cri.

En Sonora nacieron mis hermanos los más pequeños, Carmen y Luis.

Esto lo estoy platicando rápidamente, ya que tendría que hacer toda una novela y major vamos por partes.

Regresamos a México, yo estudiaba en la Escuela Miguel Lerdo de Tejada, que era para secretarias, solo estuve un año allí pues cuando cumplí 17 años, me fui a trabajar a PEMEX... todos los días muy temparno iba disfrazada,  ya que tenía que usar medias y tacones uffffffff.

Bueno, me saltaré muchos años.

Mi mamá entró a trabajar a PEMEX ya grande, pues como mi hermana Carmen estudió arquitectura y la verdad es una carrera muy pesada, mi mamá le ayudaba a pasar sus trabajos a máquina.  Asi que un día dijo... ya estoy lista para trabajar.  

Y vivía en ese entonces en Estados Unidos y mis hermanas me escribieron contándome la noticia.  Mi mamá entró a trabajar y se ve mucho más joven.  Claro, el cambio de vida, dejar la rutina de la casa, arreglarse, salir, ver otras cosas, trabajar, ganar dinero, comprarse lo que quería, además se ayudaba vendiendo productos de belleza que no recuerdo su nombre, que además era muy buena para eso y le gustaba.

Un día venimos de vacaciones y los invitamos a Mérida, porque de allí queríamos ir a Isla Mujeres.
Contestó que no se subiría a un avión por nada del mundo, asi que mi papá dijo que él la acompañaría en el camión.  Asi lo hicieron, y la verdad nos la pasamos muy contentos con ellos de vacaciones como 3 semanas.  Pero de regreso, nuevamente en camión.

Cuando mi hermana terminó la carrera, de regalo,  mi mamá le dijo que la invitaría a ir a Maryland, donde vivíamos en ese entonces.  
Pero existía un gran PERO... no se iba a poder ir en camión!.

En eso venimos de vacaciones, Francisco compró boletos de avión a muy buen precio, en donde podíamos viajar durante un mes, todas las veces que quisiéramos, dentro de
Estados Unidos, por supuesto.


Cuando ya teníamos que tomar el avión, Francisco le dijo.. suegra, tómese un wiskey y verá que no es gran cosa subirse a un avión.

Y asi fue como todo empezó.  La primera parada fue en Nueva Orleans, se la pasó feliz en Bourbon Street con su florero como ella le decía, (era donde servían las bebidas).  La siguiente parada fue en Disney World y de allí a Washington.

Fuismos a Nueva York, a las Cataratas del Niágara... pero como era invierno, estaban un poco congeladas.

Y cuando se regresaron, las fuimos a dejar no recuerdo a donde y ya tomaron el avión de regreso.

Cuando quedó viuda, ya no se contentaba a recorrer el país, ya le habían salido alitas, asi que viajó a muchos lugares, Cuba (varias veces, pues le gustaba mucho... una vez fue con mi hermana Ana), Puerto Rico, Brasil, Argentina, Chile, Panamá, Guatemala, Perú, donde por supuesto fue a Cuzco y luego a Machu Pichu.  Y seguro fueron más lugares.
Eso a lo que respecta a América, pero estuvo en toda Europa, viajó en barco, a veces acompañada de mi tía Chelo, fue si no me equivoco a visitar a Tere cuando vivia en ... uy se me olvidó, pero Tere llenará ese hueco.
Me platicaba que cuando se iba y el avión tomaba pista, encomendaba a Dios a todos sus hijos.
Y que cuando ya el avión iba a aterrizar... decía:  mis hijos!!  como estarán!!... o sea que no se acordaba de nosotros durante todo el viaje y yo le decía... qué bueno mamá.  Todos bien.

Luego me platicaba... antes cuando veía un camión, pensaba a dónde irá?... ahora lo hago cuando veo un avión!  :) 
 
En fin, viajó por  todos lados,  era feliz y asi la sueño siempre, contenta, positiva, joven y cariñosa.

Quedaron episodios durante ese tiempo que luego retomaré.  Hoy solo quise platicarles fugazmente de mi mamá.


Wednesday, July 20, 2016

MI ESTANCIA EN EL HOSPITAL INFANTIL

Ésta es una foto del Hospital Infantil de aquel tiempo.  Se inauguró en 1943 y estuvo allí hasta que el temblor del 28 de julio de 1957 lo dañó.

Yo llegué en diciembre de 1947, o sea que casi lo estreno.

Como les platicaba, mi tío Tomás trabajaba y daba clases en el Instituto Nacional de Cardiología, que estaba junto.

Cada día que llegaba en la mañana, entraba y preguntaba si había una cama disponible, pues una sobrina estaba muy enferma.  Con su bata blanca y se identifico la primera vez.

En la tarde regresaba y nada de cama... asi por varios días.  No se cuántos pues yo la verdad ni cuenta me daba.  Como el corazón me habia crecido mucho, me oprimía la tráquea y no podía respirar, asi que tenía que dormir sentada.

No comía nada pues nada se quedaba en el estómago.  Mi mamá tenía que salir a buscar hielo porque era lo unico que me calmaba.  Y no importaba la hora, ella salía con todo el peligro que eso conllevaba.

Ese día en el que finalmente  había una cama disponible, llegamos en el taxi, me cargó y entró corriendo.  Acto seguido me dieron algo a tomar, era un líquido rosa, del cual todavía recuerdo el sabor, no desagradable y como por arte de magia dejé de volver el estómago.

Enseguida me metieron a una tina de agua calientita, me bañaron y me pusieron una pijama del hospital.


La sala a donde me llevaron eran de no contagiosos, había varias enfermedades... el corazón,  leucemia, mal de San Vito o Corea, como le llamaban allí entre otras.

Era una sala con 20 camas, 10 de cada lado, divididas por cristales, asi que se podía ver todo, menos la cama 20, la que siempre estaba cubierta con sábanas, pues por lo general, niña que entraba allí no salía viva y exactamente a esa fui a parar.

Oxígeno, suero el cual no era como el de hoy... tenía que tener el brazo inmóvil porque si no, se salía la aguja.  Penicilina y como apenas se había empezado a usar masivamente durante la II Guerra Mundial,  no era como hoy en dia, sino que era  una inyección cada 3 horas, o sea 8 cada día, durante 3 meses.  Cuando llegaban a inyectarme buscaban un lugar hasta me inyectaban en las piernas, los brazos, donde hubiera un huequito.  Y seguía durmiendo sentada.

Durante los primeros días me la pasé durmiendo, el oxígeno era un gran alivio, también como el suero 24 horas al día.  

En  la tarde llegaba mi mamá.  El solo verla me aliviaba un poco, no faltó un solo día.  Solamente cuando iba Chelo o Pepis a visitarme, pero eso era esporádicamente, pero mi mamá, al pie del cañón y como decía Carmen, llevaba a mis 3 hermanos y los dejaba encargados con una señora que vendía algo.  

Pasó algún tiempo antes de que yo pudiera asomarme a la ventana, ya que tenía prohibido bajarme de la cama y caminar... para ir al baño o cuando me bañaban, iban por mi y en silla de ruedas me
llevaban.

Cuando ya me dieron permiso de pisar el suelo y asomarme a la ventana, veía a mis hermanos desde allí.   Siempre le estuve agradecida pues sabía lo difícil que era para ella el irme a visitar todos los días!... Llegaba a la hora que empezaba la visita y se iba ya que la enfermera le decía, como estuve tanto tiempo allí, que a veces la dejaban unos minutos más.  Me llevaba pasadores para el cabello, me peinaba y claro que veía el amor que le tenía a sus hijos.

Allí pasé la Navidad, el Año Nuevo, el día de Reyes.  Había fiesta esos días, llevaban payasos, nos dieron dulces, llevaron también títeres, había unos muy grandes, muy famosos de Rosette Aranda.

Y un dia mi papá llegó con mi mamá... qué gusto me dió, pues ya habia regresado de Estados Unidos, que no se si les había platicado que estuvo por allá como un año año y medio.

Poco a poco fuí bajando la cabecera de la cama, hasta que un día pude dormir hasta sin almohada.... realmente uno no se da cuenta de lo que algo tan trivial significa.  

Finalmente poco después de 3 meses me dieron de alta.  

Allí vi como morían las niñas, vi cosas feas y creo que me familiaricé con la muerte, como algo natural.