Friday, August 05, 2016

CARLOS







Y entonces nos encontramos con que Carlos es el que sigue cronológicamente, en la familia Velázquez.

No recuerdo gran cosa de él, solo que siempre lo veía arreglando sus cosas para irse a escalar alguna roca  o a la montaña.

A mi abuelita le gustaba ir de día de campo por la carretera a Puebla, muy cerca de Río Frío, seguido nos íbamos de picnic con ella y mi mamá por allá.  

En una ocasión en que estábamos por esos rumbos, vimos una sombra solitaria a lo lejos y cuando se acercó vimos con sorpresa que era Carlos, que venía de haber subido al Popo él solo!.

Como donde vivíamos era una casa vieja, de esas que los techos son muy altos, las puertas eran también muy altas, o por lo menos a mi me parecían altísimas.  entonces pasaba una cuerda en lo alto, con mucho esfuerzo por supuesto para según yo escalarla.  Uy, qué imaginación tiene un niño.

Con frecuencia salía con Pepis a escalar alguna peña y Tomás como fotógrafo.

Como les platiqué una vez.  Un día caminando con Francisco, por una calle de Ginebra, Suiza, en un aparador de una librería, vimos el libro "Manual del Escalador Mexicano".  Qué maravilla... no me explico porqué no entré y lo compré.  Errores que hace uno a través de la vida y que luego nos arrepentimos de ellos, pero como ya no hay remedio, simplemente lo olvidamos y seguimos adelante.

Un día nos llevaron a Paco y a mi, a un paseo a las faldas del Popo.  Dormimos en unas cuevas húmedas, con un frío espantoso.  Solamente dormitaba a raíz de él, pues era insoportable.  Cuando amanecía y afortunadamente había sol, al cual con toda la razón del mundo le llaman "la cobija de los pobres"... aún hoy salgo y siento que el sol me calienta hasta los huesos y me gusta esa sensación.

En esa ocasión iba por supuesto Carlos, Pepis, unos amigos de ellos, Arturo Paco y yo.

Cerca de allí pasaba un pequeño arroyo con agua muy cristalina y muy helada!!... pero no había más, asi que con mucho tiento me lavaba la cara, me echaba un poco en la cabeza para que Pepis me peinara y para lavarme los dientes... eso si, con mucho cuidado, porque de verdad estaba heladísima, ya que era agua que bajaba del volcán.  Asi que ya se imaginarán.

De esa agua tomábamos, se hacía el café y todo lo necesario.  Asi que tener ese arroyito allí era toda una bendición.

Pasamos yo creo que tres días y dos noches allí... fué verdaderamente una excursión inolvidable, al menos para mi.  Hubieron otras, pero esa la recuerdo muy especialmente.

Como les digo, Carlos se levantaba para irse a trabajar y me admiraba que se bañara con agua fría, fuera el día que fuera, yo creo que por eso ahora vive en Real del Monte, donde hace frío.  En una ocasión le pregunté que porqué no se iba a vivir a algún lugar más templado y me dijo que Arturo le decía que se fuera a vivir a Veracruz y que sencillamente él no era para clima caliente.

Él y Gloria bautizaron a Elisa.  Ya entonces teníamos más cosas en común y platicábamos mucho más.

Nunca he podido ir a visitarlo y no se porqué, pero no se ha dado la ocasión.  Afortunadamente cuando vivía mi mamá fue varias veces a visitarla y yo iba también para verlo.

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